Dios nos ha dado muchas capacidades como hijos suyos. La capacidad más grande que nos ha otorgado es la de poder soñar. Con soñar podemos desarrollar la capacidad de creer y poder esperar, lo que nos lleva a poder disfrutar todo lo bueno que Dios tiene parea nuestra vida. Cuando volvemos a Dios en nuestra relación con Él podemos retornar a nuestros sueños.